No somos los primeros en reseñar y/o comentar el último número de El Profesional de la Información (EPI), dedicado a la Web 2.0: Álvaro Cabezas esperaba algo más y para Marcos Ros la sensación después de leerlo es un tanto agridulce.

Como en este último número de EPI se incluye un artículo escrito por el equipo de este blog sobre nuestra experiencia, también nos propusimos la semana pasada escribir sobre este especial. Aquí va el post, que ahora incluye también esas otras valoraciones:

Dídac Margaix pone el punto de partida para cualquier aproximación que queramos hacer a la Web 2.0 y la Biblioteca 2.0, revisando estos dos conceptos, su origen y definiciones. Parece que su artículo es el que más ha gustado, sin duda alguna es el más global y una buena introducción para quienes se topen por primera vez con estos dos conceptos. Además recopila ejemplos concretos de todos estos servicios 2.0, la mayoría anglosajones.

Quizás, Álvaro, el enfoque centrado en demasía en los blogs y poco en el concepto de colaboración, apertura y participación ¿se deba a las pocas experiencias tangibles con las que contamos en España de servicios 2.0?

Quizás por eso los artículos dedicados a experiencias concretas, como el nuestro y el de Francisco López y Honorio Penadés sobre el blog 365 días de libros, sólo hacen referencia a los blogs, porque de momento, aún estamos empezando con esto de la Biblioteca 2.0, de hecho aún estamos debatiendo sobre ello, a juzgar por los recientes e interesantes debates de los últimos meses en IWETEL.

El artículo de Sonia Jiménez y Javier Salvador presenta una metodología concreta de evaluación de blogs, el test de evaluación heurístico, y en mi opinión resulta útil para aquellos autores que quieran asegurar la calidad de su blog. Es verdad que la calidad de un blog no sólo se consigue a través de los aspectos formales, el contenido también juega un papel importante, pero no coincido con Álvaro en criticar la falta de evaluación de ese contenido (que los propios autores justifican).

No entra a valorar contenidos, y aunque sí señala qué porcentaje de blogs cumplen con los criterios de calidad usados, no establece ránkings de calidad ni especifica qué blogs específicos son los que cumplen con estos criterios. A mí particularmente me encantan las clasificaciones. Son polémicas por lo general y crean una cierta discusión que muchas veces llega a ser enriquecedora. Es una pena que no se haya incluido esta información en el artículo.

Es verdad que las clasificaciones crean discusión, muchas veces enriquecedora, pero… son tan subjetivas, y, en este caso, reflejan tan poco la realidad, ya que ni en la relación de blogs evaluada por los autores están todos los blogs con contenidos académicos y de investigación en el área de documentación que son (sólo hay 30), ni tan si quiera son todos los que están, dado que el dinamismo e incluso lo efímero a veces de este formato (es muy fácil empezar a escribir uno, pero… ¿y ser constante y seguir con él?), probad si no a buscar la última fecha de actualización de alguno de ellos.

El artículo de Leticia Dobrecky repasa además de los blogs, la tecnología RSS y los wikis, precisamente con la intención de subrayar la importancia del rol participativo y de la necesidad de repensar los servicios de las bibliotecas en función de un usuario más activo.

Por último, hay un artículo más específico, sobre el uso de microformatos Dublin Core utilizado en la Web 2.0, de Eva Méndez, Alejandro Bravo y Leandro Mariano López.

Si bien Álvaro y Marcos tienen razón en que los artículos de este número de EPI no reflejan todo lo que significa la Web 2.0 y la Biblioteca 2.0, al menos nos muestran una foto, fija eso sí, como cualquier foto, que nunca refleja lo que nosotros hemos visto al mirar desde el visor (¿nunca os habéis sentido decepcionados al revelar vuestras fotos y ver que el paisaje fotografiado no era tal y como vosotros lo visteis cuando estabais allí? ahora con las cámaras digitales ya no sufrimos tanto esa decepción, quizás estamos más acostumbrados).

Tal vez sería interesante que los responsables de EPI nos dieran algunos datos sobre la respuesta recibida a su llamamiento para este número especial.

Quizá tengamos todos que entonar el mea culpa por no responder con más artículos sobre otros aspectos de la Biblioteca 2.0. Puede ser que, como dice Marcos, parece que los bloguers son un poco tímidos, empezando por mí mismo, a la hora de plasmar sus ideas e inquietudes en formato impreso, o que los profesionales no están muy contagiados por la Biblioteca 2.0 (a tenor de las escasas experiencias encontradas) y que los investigadores tampoco están muy interesados en este tema. ¿O puede que sea que, como dicen algunos en el debate de la Web 2.0 / Biblioteca 2.0, no es para tanto y entonces no merece la pena gastar tinta?

Nadie, ni siquiera Thomas Krichel en su sceptic’s view introductoria, ha hecho referencia a la entrevista que hace Tomás Baiget a José Antonio Millán, autor del blog El futuro del libro, y que a mí me ha resultado interesante, porque creo que lo que mejor retenemos son las historias personales, los ejemplos, que no la teoría. Y porque me ha gustado su actitud positiva y curiosa (hoy estoy con el chip del vaso medio lleno):

Los blogs son máquinas de pensar: en ellos cabe desde la nota de una línea (la simple pista de una publicación o un enlace), al pequeño ensayo, creado sin las imposiciones y condicionantes de escribir “todo un artículo”. Si a esta libertad de planteamiento unimos los comentarios (a veces valiosísimos), tenemos un mecanismo de información e indagación excepcional.

Cambiemos los blogs por cualquier otra herramienta o servicio de la Web 2.0 / Biblioteca 2.0, y veamos en ellos «máquinas de pensar».

Por cierto, hemos dedicado un guiño especial al autor del artículo que abre el número, Thomas Krichel, que nos ha inspirado un post muy nutritivo y nos ha dado algunas ideas divertidas que vamos a proponer a la Junta de SEDIC.

  • La importancia de llamarse Ernesto o ¿deberíamos cambiar el nombre de nuestra asociación?
    En lugar de llamarnos SEDIC, ponernos algo así como «La Admirable Asociación Española de Documentación e Información». Porque parece que nuestro nombre suena a comida, ummmmm, ¿Sopa Española De Interesantes Caracteres?
  • Sólo sé que no sé nada o ¡Por favor, SEDIC, organiza más cursos!
    De cómo resumir, para que puedan asistir Sonia y Javier; de cómo titular un artículo, que les vendrá muy bien a Eva, Alejandro, Leandro y Dídac; o de cómo no decir perogrulleces, que nos vendrá muy bien a nosotros mismos.

Tema del mes de abril 2007: Biblioteca 2.0