Con motivo del tema del mes de junio 2007: Investigar en Documentación el pasado 6 de junio publicó Elea Giménez Toledo un post titulado Investigar en Bibliometría en el que se relacionaban algunos de los grupos más consolidados en Bibliometría y áreas afines en España. En este listado, como bien apuntó posteriormente Álvaro Cabezas se detectaba alguna ausencia notable. Entre los que aparecían había algo en común: la filiación de todos los grupos estaba vinculada al mundo de la Documentación (facultades de Biblioteconomía y centros del CSIC del área de la Documentación). Curiosamente, la filiación del grupo ausente que mencionaba Álvaro Cabezas, el grupo BAC, no está vinculada al mundo de la Documentación, sino al de la Biomedicina.

Tendemos a pensar que la investigación en Documentación es emprendida por profesionales adscritos al área, pero esto no es así. Nunca ha sido así. George Kingsley Zipf, autor de la ley de Zipf, era filólogo; Claude Elwood Shannon, autor de A Mathematical Theory of Communication, era ingeniero eléctrico y matemático; Derek John de Solla Price, autor del conocido libro Little Science, Big Science, era físico y matemático y ejerció como profesor de Historia de la Ciencia; Alfred James Lotka, a quien debemos la ley de Lotka, era matemático, físico y químico; y de entre las últimas aportaciones en bibliometría destaca el índice h, cuyo autor es el físico Jorge E. Hirsch. Evidentemente estos nombres se mezclan con los de otros autores que sí proceden del área de la Documentación, como Samuel Clement Bradford (que aunque químico de origen ejerció como bibliotecario) o Eugene Garfield (estudió Química y posteriormente Biblioteconomía).

De la misma manera, entre los investigadores que contribuyen con sus trabajos al área de la Documentación en España nos encontramos con numerosos ejemplos de investigadores con filiación ajena al mundo de la Documentación. Y dado que a menudo se olvida su contribución, he creido conveniente recordar que más de un tercio de los autores responsables de la producción nacional en Biblioteconomía y Documentación trabaja en instituciones no ligadas directamente a la Biblioteconomía y Documentación (Jimenez Contreras, 2006). De entre ellos debemos destacar a:

Todos ellos y muchos más que no he mencionado aportan una visión fresca al área de la Documentación y hacen de ella un área acogedora y viajera, un área que difunde sus trabajos en revistas del área o no, realizados por gente de aquí y de allá, o de los de aquí con los de allá. Esta realidad, en mi opinión, es la que hace de la Documentación un área útil para otras áreas. Mientras sea multidisciplinar será útil.

Álvaro Roldán López
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