El pasado 21 de julio vio la luz la última entrega de la saga de Harry Potter (Harry Potter and the Deadly Hallows) que desvela algunos de los secretos más esperados de la historia de la literatura reciente. De ello son buen ejemplo las colas de fans esperando poder adquirir un ejemplar de la obra y las cifras astronómicas de ventas (once millones de copias en 24 horas!!!).

¿Pero qué puede tener esta historia para que miles de personas se afanen en su lectura, creen cientos de clubs de fans e incluso organicen una campaña para que la autora no «mate» al personaje en la última entrega?

Criticada por muchos y ensalzada por otros tantos, de lo que no cabe duda es que su escritora, J.K.Rowling, ha sabido llegar a millones de lectores de todas las edades y condiciones en todos los países del mundo. Y ése es un mérito que no se le puede negar. Hablando desde mi propia experiencia puedo decir que he esperado con expectación cada una de las entregas (adquiriéndola siempre en inglés pues las ediciones españolas tardan una media de 6 a 9 meses en salir al mercado) y he arrastrado a varios de mis hermanos conmigo (y en el caso de mi hermano, que odia el inglés, tiene mérito!). No es que considere la prosa de Rowling especialmente buena pero me ha cautivado su gran imaginación y frescura así como una trama muy bien hilvanada que te hace exclamar con sorpresa en muchos momentos de su lectura.

Por ello no puedo dejar de aconsejar a todos: «¡Señores, si han seguido las aventuras de Harry Potter hasta ahora, no dejen para más adelante la lectura de la nueva entrega (por ahora sólo disponible en inglés) pues no resultarán defraudados».