Extraido de IWETEL

Aunque muchos ya usábamos el concepto desde hace años con Gmail, Flickr, YouTube, Slideshare…, desde hace unos pocos meses ese concepto tiene un nombre que se ha puesto de moda: la nube.
Se basa en la disponibilidad de servidores remotos que permiten que almacenemos en ellos nuestros materiales: documentos de texto, powerpoints, fotos, vídeos…
Se puede decir, por ejemplo, que una determinada colección de fotos reside en «la nube de datos» de Flicker.

Este verano pasado Michael Stephens escribió el post «¿Cómo pueden las bibliotecas usar la nube?«, donde decía:

«Estoy fascinado la idea de que algún día todos mis datos se almacenen en la nube, ya sea en el ámbito de Apple, Amazon o algún nuevo servicio. ¿Podré acceder a mis datos fácilmente desde cualquier PC, Mac, teléfono, etc.? Y escuchar toda mi música desde cualquier lugar donde tenga una conexión wifi o un teléfono, la cadena de casa, desde mi coche, etc.?».

¿Qué significa esto para las bibliotecas?

Como la gente cada vez almacena más datos en la nube, los bibliotecarios harían bien de dedicar un rato a meditar lo que esto significa para los servicios y el acceso. A medida que las películas y la música se descarga del gran jukebox del cielo, ¿qué ocurre con los audiovisuales de la biblioteca? Mientras los documentos y los datos van encontrando su camino hacia el éter, ¿cómo podremos nosotros proporcionar los medios para su uso?

Algunas consecuencias:
-Hay que asumir que los dispositivos convergentes están en todas partes.
-Hay que permitir el acceso sin trabas a la nube.
-Entender que la nube puede ser también un valioso recurso de información.
-Utilizar la nube para ahorrar tiempo y dinero.

Esto último es muy importante. ¿Por qué no utilizar Google Docs con nuestros usuarios en vez de que tengan que pagar por caras suites de software hinchado? ¿Por qué no mostrar a nuestros usuarios la manera de guardar sus recursos en la nube para que puedan acceder a ellos desde cualquier lugar?

Jason Griffey lo resumió así en Library Journal «Lo más extraño“ (Stranger than we know):

«Este nuevo mundo representará un cambio radical para las bibliotecas. Los edificios de las bibliotecas permanecerán, pues todavía tenemos muchos materiales que vale la pena cuidar. Pero los edificios continuarán más plenamente en su actual doble naturaleza: almacén y lugar de reunión, mientras que nuestros servicios y nuestro contenido van a vivir en la nube. La idea de que uno debe ir a un lugar físico para obtener los servicios se erosionará lentamente. La información que queremos compartir y los servicios que tratamos de ofrecer tendrán que ser lo suficientemente fluidos para estar disponibles en muchos formatos».

Que todos nuestros datos residan en la nube puede dar miedo: ¿y si todos los servidores estallan? ¿Qué sucede si Google Docs falla? Pero creo que las posibilidades positivas superan a las negativas.

¿Qué significa esto para la formación bibliotecaria?
Los educadores deben incorporar el uso de la nube en los cursos. Ejercicios sobre minería en nubes de datos para hallar respuestas en los servicios de referencia. Imperativo: cursos de navegación y de gestión de contenidos alquilados o comprados, almacenados en otros lugares, así como aprender a llegar a los usuarios allí donde se encuentren.

Enlaces de interés:

-El futuro del desktop
http://www.readwriteweb.com/archives/future_of_the_desktop.php

-Escritorio versus Computación en la nube
http://stainedglasswaterfall.blogspot.com/2008/08/desktop-vs-cloud-computing-and.html

-¿Está mi cabeza (y mi vida) en las nubes?
http://weblogg-ed.com/2008/is-my-head-and-my-life-in-the-clouds/

-Colaboración en la nube, SlideShare, de Robin Hastings
http://www.slideshare.net/webgoddess/collaborating-in-the-cloud

Tomàs Baiget
http://elprofesionaldelainformacion.com