«Así,
amaneció de negro el día blanco,
y la luna fue escombro
a las dos de la tarde,
cuando salió la víbora de los grandes desiertos
para buscar almohadas y conocer la nieve.»
Canción presentimiento. Luis García Montero
Comienzo estas palabras en homenaje a Carmen Rodríguez Guerrero, que falleció el viernes 26 de junio de 2015, con un fragmento del poema “Canción presentimiento” de Luis García Montero, y no porque presintiéramos algo tan terrible, sino porque así de negro vimos el día que nos enteramos de esta triste noticia.
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Carmen era doctora en Filosofía y Letras y profesora de lengua y literatura del Instituto San Isidro de Madrid. Había asesorado en la formación del profesorado, dirigido cursos e impartido ponencias sobre su especialidad. También dedicaba su tiempo a la revalorización, recuperación y difusión de los patrimonios científicos y bibliográficos de los Institutos San Isidro y del Cardenal Cisneros, donde había trabajado anteriormente. Y como si todo eso fuera poco, además colaboraba en SEDIC, como miembro de su junta directiva, especialmente implicada en la vocalía de formación de SEDIC.
Como su propio apellido indica, Carmen era guerrera, valiente, fuerte… Ella no dio nunca la batalla por perdida, muy al contrario estaba dispuesta a hacer todo lo que se le prescribía y siempre hablaba de proyectos futuros… ¡ay lástima ya no poder compartirlos! Tu compañía era una delicia, qué momentos vividos escuchándote hablar de literatura, historia, bibliotecas, conservación del patrimonio… Yo prefería casi no intervenir para empaparme de esa gran sabiduría y cultura que emanabas y sin embargo, siempre tan modesta. Nos enterábamos de tus múltiples colaboraciones y escritos fortuitamente.
De tu paso por SEDIC recordaremos tu ayuda y generosidad para celebrar las asambleas generales en tus queridos institutos, la gran organización y cariño que pusiste para enseñarnos su historia a través de sus emblemáticos edificios, y sobre todo poniendo siempre en valor la labor de los profesores y la gran valía de los alumnos. Cuánto te echarán de menos esos chicos, porque oyéndote hablar de ellos de esa manera, ya suponíamos que eras una magnífica profesora, siempre atenta a sus necesidades tanto académicas como personales. También recordaremos tus interesantes aportaciones desde el punto de vista de las bibliotecas escolares, y los bombones o los detalles que tenías con nosotros en las juntas para “que pensáramos mejor”. Siempre dispuesta a colaborar, bien con contactos, ideas, o en lo que fuera necesario. Las visitas guiadas por las bibliotecas y centros de documentación eran muy de tu gusto, apreciabas las cuidadas explicaciones de los bibliotecarios y los grandes tesoros que albergaban. Nos quedamos sin poder visitar la Filmoteca Española, pero no te inquietes, como ahora la información está en las nubes, podrás ver las imágenes desde donde estés. Y para que las palabras hagan de camino, te envío estas líneas de tu apreciado Luis:
“…Será porque en algunas ocasiones
la vida nos conduce
hasta una densidad
que es demasiado nuestra para pertenecernos,
o porque somos agua,
o porque los navíos de la luz consumida
mueven sus grandes velas
en el mar imposible del recuerdo…”
Himnos y jazmines. Luis García Montero
Permanecerás siempre en nuestros pensamientos.
Rosario Toril
Carmen Rodríguez Guerrero era Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación, sección Historia de la Educación. Profesora de educación secundaria con las especialidades de Lengua Castellana y Literatura y Orientación educativa, era responsable de la biblioteca escolar y la biblioteca histórica del Instituto del Cardenal Cisneros de Madrid e Instituto San Isidro. Coordinó los proyectos de digitalización de los fondos bibliográficos y documentales de esta institución para construir la Biblioteca virtual escolar integrada en la Biblioteca virtual del patrimonio bibliográfico.
Autora del libro «El Instituto del Cardenal Cisneros de Madrid» (Madrid: CSIC, 2009) y de varios artículos acerca de las bibliotecas escolares y su papel en las instituciones educativas de largo recorrido histórico, participó en el proyecto de investigación I+D «Ciencia y educación en los institutos históricos madrileños de enseñanza secundaria a través de su patrimonio cultural (1837-1936)» [S2007/HUM0512], colaborando con el Centro de investigación MANES – UNED (Manuales Escolares).
Miembro de la Junta Directiva de SEDIC desde el 2011 al 2015, entró a formar parte de la misma representando la visión de las bibliotecas escolares. Participó activamente en la vocalía de formación, y en numerosos proyectos donde estableció relaciones de colaboración con el Ministerio de Educación y con diversas instituciones educativas, gracias las cuáles se pudieron celebrar las Asambleas Generales en el Instituto Cardenal Cisneros (2012) y en el Instituto San Isidro (2014). Promovió y participó desde la Junta en diversas actividades de gran interés como la participación de SEDIC en la Semana de la Ciencia, la lectura de Quijote o en diversos comités de premios y jornadas organizadas por SEDIC.
Desde SEDIC nos unimos al dolor de la familia. Nunca te olvidaremos.
“Sit tibi terra levis”
Junta Directiva y Oficina de SEDIC
PALABRAS LEÍDAS el 27 de Junio de 2015. A Carmen Rodríguez Guerrero.
Querida familia, padres, Juan y Carlos.
No hay palabras ni ideas que fluyan a mis labios para poder mitigar vuestra desesperación y desconsuelo en estos difíciles momento para todos. Es “vano e inútil intento”, por ello recurro a las más consabidas y bellas imágenes de nuestros maestros. “Tanto dolor se agrupa en mi costado” que “por doler me duele hasta el aliento”. Esta aflicción que nos une, paraliza cualquier vestigio de la razón y nos lleva al sinsentido más profundo. No sólo no afloran las palabras, ni tan siquiera hay un hálito de lucidez, comprensión o de esperanza.
A ti, Querida Carmen. “Perdóname por ir así tan torpemente buscándote”, tu grandeza personal no tiene límites y menoscaba con las palabras cualquier aproximación a tu verdadera personalidad.
Carmen, no te has ido sola ni “ligera de equipaje”. Como los grandes maestros a los que tanto admirabas “llevas y dejas” un inmenso bagaje de humanidad, y de entrega a los demás, y, también contigo llevas un poco de nosotros. Y no te preocupes, también te haremos un sencillo y humilde “duelo de labores, esperanzas” y recuerdos.
Tu profesionalidad, tu magisterio han sido un ejemplo de abnegación, de compromiso y gratitud. Tu inteligencia sensible y exquisita, te ha llevado a profundizar en los grandes filósofos y profesores del XIX con el firme propósito de indagar y conseguir una más auténtica metodología pedagógica. Tu objetivo y tu vida era la enseñanza, dar de ti lo mejor. Ese espíritu investigador ha recalado en las esencias educativas del pasado para tratar de reconstruir un presente pedagógico más fructífero, humanista y solidario. Pero el camino no ha sido fácil, tan inexpugnable que has tenido que desbrozar hierbas y malezas, incomprensión y desengaños. Sin embargo, tu resignación y generosidad han sido siempre inabarcables, tratando de conseguir las mejores dádivas para compartir con todos, alumnos, profesores, instituciones y centros de enseñanza.
Te vas, querida Carmen, “Amiga de sus amigos” y “Esforzada de maestros y valientes”. Aunque pronto, “levantó la muerte el vuelo” … No perdono amiga Carmen, “a la vida desatenta, ni al empujón brutal que te ha derribado”. Pero no por ello dejaré ni dejaremos de clamar en honor a tu esfuerzo, a tu trabajo, tesón y laboriosidad: “Yunques sonad enmudeced campanas”.
Ve tranquila, amiga y compañera, y, con el deber cumplido. Aquí nos dejas tu denodado esfuerzo y tu trabajo que siempre nos conducirán a recordar tu entusiástica labor y tu ejemplo. Trabajadora impenitente, luchadora hasta la extenuación, noble y valiente cual “aguerrida guerrera” sin hacer jamás menoscabo a tu apellido.
Y, sin embargo, no has podido ganar la última batalla, a pesar de mantener una profunda fe y resignación (cuántas veces nos decías rezad por mí, por mi familia, no quiero que sufran) pero, tu frágil corazón no ha podido soportar los envites de la enfermedad y los avatares a los que has tenido que incomprensiblemente enfrentarte.
Recuerda querida amiga y compañera Carmen el soneto más hermoso de nuestra literatura, “Cerrar podrá tus ojos la postrera sombra,” pero “venas que tanto fuego han dado, médulas que gloriosamente han ardido podrán dejar su cuerpo no su cuidado, serán ceniza, más tendrán sentido, polvo serán más polvo enamorado”.
Sí, querida Carmen, estabas enamorada de la vida, de tu familia, de la enseñanza, de los profesores, compañeros, alumnos y de tus amigos. Pero, no olvides que tu sentido del deber, tu compromiso educativo, tu trabajo y tu generosidad permanecerán en nosotros y en las futuras generaciones que sabrán apreciar, no lo dudes, tu extraordinaria aportación a la enseñanza, tu gratificante labor pedagógica y, tu inestimable labor investigadora.
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Queridos Padres, Carlos, Juan, tenéis que sentiros plenamente satisfechos, vuestra querida Carmen os entregó la vida y un amor y dedicación sin límites que ha demostrado hasta el final. Escuchad de nuevo en lo más profundo de vuestro corazón sus siempre cariñosas, alentadoras y generosas palabras:
“He sido muy feliz entre vosotros” no sufráis, no lloréis”,
“Conmigo vais, mi corazón os lleva.” [/su_note]
Guadalupe Martín Simón
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Carmen ha sido una de esas personas con las que te gusta compartir la vida y a la que nunca olvidas: alegre, entrañable, trabajadora y gran compañera.
Carmen, cuánto te echaremos de menos!
Las palabras que Rosario Toril dedica a Carmen Rodríguez Guerrero expresan maravillosamente la tristeza que todos sentimos por su pérdida. En sus años de trabajo en el Instituto Cardenal Cisneros, Carmen consiguió contagiarnos su dinamismo y que la biblioteca se convirtiera en un foco de enriquecimiento para toda la comunidad escolar. Y su actividad investigadora puso al descubierto la gran riqueza de nuestro patrimonio educativo.
Efectivamente, Carmen era maravillosa. Entrañable compañera, generosa, infatigable trabajadora, excelente comunicadora, y para mí era sobre todo una buena amiga. Su pérdida me ha llenado de tristeza.
Isidro Fadón Guerra.
Recuerdo con mucho cariño la ayuda de Carmen en la Biblioteca del Cardenal Cisneros para encontrar la bibliografía que necesitaba para mi tesis doctoral. También recuerdo lo mucho que aprendí de ella y el ánimo que compartimos en determinados momentos.
Su pérdida me produce un gran dolor y una enorme tristeza.
Margarita Hernández Laille.
Conocí a Carmen en los congresos que convoca anualmente la Asociación Nacional para la defensa de los Institutos Históricos. Estábamos esperando siempre las jornadas anuales para saludarnos, intercambiar ideas, entusiasmos, proyectos…, Carmen nos ponía las «pilas» para trabajar durante todo el año. Y, además, compañía y una amistad que no se rompe ni con la distancia, ni con el tiempo. Allá donde estés, Carmen, seguirás guiándonos en esta apasionante tarea de conocer, conservar y difundir las colecciones históricas de nuestros institutos. En esa labor te reconoceremos.
Conocí a Carmen en las jornadas que anualmente convoca la Asociación Nacional para la Defensa del Patrimonio de los Institutos Históricos. Siempre esperábamos reunirnos para compartir ilusiones, experiencias, proyectos…, siempre encontrábamos en Carmen ilusión, amistad y, mucho cariño.
Espero que, cuando nos volvamos a reunir, cuando trabajemos en nuestro empeño, reconozcamos en nuestra labor a Carmen, tan difícil de olvidar a pesar del tiempo y la distancia.
Carmen fue profesora mía de Lengua durante dos años en el San Isidro. Ella siempre me tuvo mucho aprecio y ahora mismo escribo este mensaje para destacar que el aprecio era recíproco. Nunca te olvidaré.
Yo, como la mayoría de las personas que aquí han escrito, tuve el privilegio y la suerte de compartir con Carmen ratos de alegría (ella era acogedora, amable y risueña) y jornadas de trabajo y tareas compartidas, así que también comprobé su valor como trabajadora, investigadora y, sobre todo, como compañera de la que aprendí mucho, en técnicas, conocimientos y.., por supuesto, en valores . No acabó de asimilarlo. Ella sigue aquí, entre nosotros, en los libros, en las aulas, y en todos los rincones que nos fueron comunes.
Vaya este poema para ella como mi modesto homenaje:
No confío en el espíritu. Huye como vapor en mis sueños,
por la boca o los ojos. No puedo impedírselo.
Un día se irá para no volver. Así no son las cosas.
Permanecen, sus luces idóneas se calientan
en mis manos frecuentes. Ronronean casi.
Cuando se enfrían las suelas de mis pies, los ojos azules,
mi turquesa, me darán solaz. Déjame
mis cacharros de cobre, déjame los cacharros de afeites,
que florezcan en torno a mí como flores nocturnas, aromáticas.
Me envolverán en vendas, almacenarán mi corazón
bajo mis pies, bien envuelto.
Conoceréme a mí misma. Seré noche
y el relucir de tantas cosas será más dulce que el rostro de Istar.
Autor del poema: Sylvia Plath
También yo tuve el privilegio y la satisfacción de compartir con nustra generosa y acogedora Carmen horas de trabajo y de compañía. También pude aprender mucho de ella y sentir que valoraba mis paqueñas aportaciones. Sé que anda aún por aquí, en las bibliotecas, en las aulas, en las memorias y en nustro afecto.
Vaya en estos versos mi modesto homenaje a Carmen:
No confío en el espíritu. Huye como vapor en mis sueños,
por la boca o los ojos. No puedo impedírselo.
Un día se irá para no volver. Así no son las cosas.
Permanecen, sus luces idóneas se calientan
en mis manos frecuentes. Ronronean casi.
Cuando se enfrían las suelas de mis pies, los ojos azules,
mi turquesa, me darán solaz. Déjame
mis cacharros de cobre, déjame los cacharros de afeites,
que florezcan en torno a mí como flores nocturnas, aromáticas.
Me envolverán en vendas, almacenarán mi corazón
bajo mis pies, bien envuelto.
Conoceréme a mí misma. Seré noche
y el relucir de tantas cosas será más dulce que el rostro de Istar.
Autor del poema: Sylvia Plath.
Con todo mi afecto
Conocí a Carmen a través de su trabajo con los Institutos Históricos. Siempre me pareció una persona muy valiosa y de una enorme calidad calidad humana.
El trato con ella siempre fue excelente; siempre mantuvo intacto su entusiasmo por «su Instituto» y por su trabajo como docente e investigadora por lo que me impresionó la triste noticia de su fallecimiento porque no sabía que estuviera enferma.
Gracias por la ilusión que siempre transmitías.
Mi querida Amiga, mi infatigable Compañera y mi gran Maestra Carmen, cuántos momentos, encuentros, reuniones, talleres, confidencias, risas… hemos compartido, en tan sólo en los últimos tres cursos en los que he tenido el gran privilegio de conocerte, de ser amigas, de enredarme contigo en todas tus maravillosas propuestas porque eras irresistible, imposible decirte que no, creías en las personas y sabias sacar lo mejor de cada una. Aprendía siempre de ti, me deleitaba escuchándote, nos enseñaste a descubrir parte del patrimonio de nuestros Centros y a amarlo. Siempre estarás entre nosotros, entre tus libros, en la biblioteca, en el museo…. recordaremos tus sabios consejos y que sepas que tu legado lo llevamos en el corazón y lo seguiremos transmitiendo hasta que la vida nos lo permita al igual que tu tan generosamente y sabiamente también no lo regalaste. GRACIAS por todo Carmen.