El pasado 9 de mayo se celebró en el Goethe Institut de Madrid la Jornada Internacional de Experiencias bibliotecarias, bajo el lema «Cabemos tod@s: diversidad e inclusión en la biblioteca» y en esta novena jornada, hemos querido acercarnos desde una perspectiva amplia a la accesibilidad en bibliotecas para contribuir a aumentar el conocimiento y la sensibilización sobre el tema entre los profesionales, a partir de las experiencias internacionales y nacionales que se presentaban.
La acogida de la Jornada este año ha sido especialmente buena y el aforo del salón de actos del Goethe Institut con asientos para 180 personas estaba casi al completo y con muchos bibliotecarios venidos de distintos lugares. Tras recibir la bienvenida de Petra Köppel-Meyer por parte del Goethe Institut y de Carlos García-Romeral en nombre de la Subdirección General del Libro y la Lectura y de la Red de Bibliotecas de la Comunidad de Madrid, Anna Ballester introdujo el primer bloque de las jornadas que comenzó con la ya tradicional “visión exterior”, aproximación a la temática a tratar por parte de alguien ajeno al mundo bibliotecario.
En esta ocasión Eeva Rantamo, etnóloga especialista en el acceso a la cultura, desarrolló para nosotros cual es su visión del concepto de inclusión, incidiendo en que es un derecho que no concierne sólo a quienes tienen discapacidad, siendo su objetivo beneficiar al mayor número de personas y destacando que es sobre todo una cuestión de actitud. La biblioteca para ella tiene que ser abierta, segura y de acceso fácil y considera que siempre es posible encontrar soluciones sencillas y esquivar las limitaciones económicas. Se trata de lograr la inclusión dentro de la oferta general (evitando dar una posición especial) e incluyéndola como parte de la planificación general de la biblioteca. Nos aconsejó como bibliotecarios intentar observar la biblioteca desde la mirada de los otros y trabajar con una mirada atenta, una mente abierta y comunicación fluida, lo que incluye hablar tanto con usuarios y trabajadores, como con personas que nunca han estado en una biblioteca. Sugirió la creación de un consejo de usuarios y llamó a trabajar desde la creatividad, la versatilidad y la cooperación local, buscando nuevas ideas capaces de sorprender.
Con un espíritu que reflejaba bien esa noción de actitud positiva de la que hablaba Eeva, continuamos la Jornada con Antonella Agnoli, bibliotecaria que actualmente es consejera de cultura, creatividad y valorización del patrimonio cultural del Ayuntamiento de Lecce (Italia). Antonella nos aconsejó ver el documental “Ex Libris” de Frederick Wiseman para ayudarnos a reflexionar sobre como la biblioteca ha de ayudar a todo tipo de personas e integrarse en la comunidad a la que sirve. La biblioteca es un espacio para las personas; un lugar de oportunidades, de crecimiento y aprendizaje colectivo, que puede rescatar el espacio de libertad que se está perdiendo en las plazas de nuestras ciudades. Para ella la biblioteca no se define con cifras y números, sino que se explica fundamentalmente en términos de beneficio social, como “antídoto contra los centros comerciales” y medio para la lucha contra la pobreza educativa. Las barreras psicológicas son más importantes que las físicas en el camino hacia la transformación de las bibliotecas y el bibliotecario ha de ser un facilitador.
Teresa Morata, directora de la Biblioteca Pública de Carabanchel Luis Rosales añadió a la jornada la perspectiva local, describiendo brevemente los diferentes proyectos de la Red de Bibliotecas de la Comunidad de Madrid para sumarse al reto de la inclusión. La biblioteca de Carabanchel es la única de la red que nace plenamente accesible y cuenta con el primer centro de interés de accesibilidad, que en la actualidad está sirviendo de modelo para su implantación en el resto de bibliotecas de la red. Enmarcó el proyecto repasando las cifras de población afectada por algún tipo de discapacidad, las barreras que se encuentran y algunos conceptos y definiciones. Para ella, lo primero que debemos saber es lo que las personas con discapacidad esperan de la biblioteca, que se acerquen a nuestros centros y conozcan su utilidad es el principal objetivo. Es muy importante garantizar que la oferta bibliotecaria sea accesible, lo que implica revisar colecciones, crear productos y actividades adaptados que pueden ser sencillos, formar al personal y conocer otros proyectos y programas que se estén haciendo al respecto. Como ya hiciera Eeva y continuaría aludiéndose después, destacó la importancia de contar con los propios interesados a la hora de evaluar, diseñar y mejorar el servicio, la colección y los recursos, así como colaborar con organismos que trabajen por y para ellos. Nos recordó que la accesibilidad no sirve si no se hace inclusiva y busca la igualdad de oportunidades.
Tras un tiempo de pausa en que pudimos disfrutar de la soleada mañana desde la terraza del instituto alemán, reanudamos los contenidos de la Jornada con un segundo bloque de diálogos con Maria Jesús del Olmo y Ana Alonso como moderadoras. Mediante videoconferencia desde los Estados Unidos Renee Grassi, Responsable de Servicios para la Juventud de la Biblioteca del Condado de Dakota compartió con nosotros los distintos proyectos que ha dirigido para colectivos de usuarios con diferentes tipos de discapacidades. En su presentación destacó la importancia de contar con el apoyo de educadores especiales y la colaboración con entidades que ya estén trabajando en el tema sin dejar de lado la formación del propio personal bibliotecario, que en proyectos como SNAILS se agrupa y crea redes de apoyo mutuo para dar servicios más inclusivos. Renee Grassi aportó quizá la nota más práctica de la jornada describiendo con cierto detalle experiencias concretas como la hora del cuento sensorial, actividades para niños con perros terapéuticos, manualidades con agua y comida o películas sensoriales. Destacó también la celebración del mes de conocimiento del autismo. En conjunto transmitió la impresión de estar muy cerca de lograr el reto de la inclusión en lo que respecta a las discapacidades de aprendizaje.
Isabel Gutiérrez Sánchez, como miembro de la sección de servicios bibliotecarios para usuarios con necesidades especiales (Library Services to People with Special Needs Section) de la IFLA, nos recordó que los colectivos con necesidades especiales no son sólo los que tienen discapacidades sino también personas en prisión u hospitalizadas, así como las personas sin hogar. Nos habló de la guía de servicios bibliotecarios para este último colectivo (IFLA Guidelines for Library Services to People Experiencing Homelessness) que se ha publicado recientemente y repasó las recomendaciones que incluye para atender las necesidades específicas de los sin techo, destacando la necesidad de liberarnos de los prejuicios existentes para ponernos en situación de conocer mejor a las personas que lo integran y atender a sus necesidades. Recomendó además la lectura del libro Des pauvres à la bibliothèque, inspirado en una encuesta a personas de este grupo que frecuentan la biblioteca pública del Centro Georges Pompidou. Dentro del tiempo para debate que se encendió especialmente con este tema, Isabel nos habló de un proyecto en Sarajevo como caso de éxito y dio pie a que varias bibliotecarias compartieran sus experiencias con usuarios pertenecientes a estos grupos de población.
Como cierre a las Jornadas Fabrice Chambon compartió su experiencia como director general de las bibliotecas de Montreuil (Francia), una población próxima a Paris con muchas culturas y grandes desigualdades sociales. Fabrice comenzó recordando el origen histórico de las bibliotecas públicas para dar valor a las bibliotecas como espacios militantes y políticos (que no partidistas, como añadiría en su taller más tarde). Remarcó la importancia de no intentar trabajar en solitario y de conseguir que se de el primer paso de acercarse a la biblioteca. Sus iniciativas con inmigrantes, adolescentes o personas en riesgo de exclusión pasan por intentar que de la frecuentación del espacio surja el sentimiento de legitimidad de uso de la biblioteca. Insistió en la necesidad de “desenclaustrar” a estos colectivos y segmentar los públicos para llegar mejor a ellos. Concluyó resaltando la necesidad de desarrollar políticas bibliotecarias para las que hacen falta medios, en concreto humanos, la formación del personal bibliotecario, el diseño de sistemas de evaluación y la creación de intervenciones interanuales y proyectos a largo plazo.
A lo largo de las sesiones, en los tiempos para preguntas y reflexiones, distintos profesionales que asistían a la Jornada fueron explicando algunas de sus experiencias, lo que enriqueció el debate y nos sirvió para descubir proyectos que ya se realizan en territorio nacional.
Por la tarde tuvieron lugar simultáneamente cinco talleres relacionados con los temas tratados durante la jornada. En Perros y Letras, impartido por Elena Domínguez Iten (directora de Perros y Letras-R.E.A.D. España, Penélope Hidalgo Galán (Bibliotecaria de la Casa San Cristóbal) y la perrita Bea (labrador de 10 años, primera perrita R.E.A.D. en España) se destacó que según un estudio de la Universidad Complutense, los niños con problemas de aprendizaje que utilizaban este método de lectura, obtenían una mejoría lectora superior al resto. En el taller Recursos para trabajar la accesibilidad en bibliotecas, impartido por Mª Teresa Monje Jiménez (Biblioteca Pública Luis Rosales) se habló sobre las experiencias realizadas en la Biblioteca de Carabanchel Luis Rosales y se realizó una dinámica de grupo con tabletas similar a las que se hacen en la biblioteca. El taller La lucha contra las desigualdades en la biblioteca, impartido por Fabrice Chambon, sirvió de continuación a la ponencia de la mañana, centrándose en experiencias más prácticas, especialmente en las actividades realizadas con jóvenes con problemas de exclusión social relacionados con la inmigración, que son los más desconectados. La también ponente Eeva Rantamo dio continuidad a los contenidos de la mañana con propuestas de cooperación con los usuarios; Isabel Gutierrez por su parte centró su taller en recomendaciones para el trabajo con la dislexia según las pautas de la IFLA.
Confiamos en que lo compartido a lo largo de la mañana y de la tarde con los distintos talleres haya ayudado a que el camino hacia la plena inclusión vaya teniendo menos barreras. Enlazando con las palabras de Eeva Rantamo, que instaba a abrir las puertas de la biblioteca de par en par, se puede concluir que se debe ir más allá: además de abrirlas, debemos eliminar todas las barreras físicas y psicológicas que impiden atravesarlas y, una vez dentro, ofrecer un espacio en el que todos podamos disfrutar en igualdad del mundo mágico que se esconde en la actividad diaria de una biblioteca.
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