Hace unos días, el pasado 16 de febrero, presentamos la nueva versión actualizada del Código deontológico de SEDIC, un código de conducta profesional para las personas que nos dedicamos a la gestión de la información en bibliotecas, archivos o centros de documentación, y también para aquellos otros perfiles cada día más imbricados en la gestión y en los servicios de las unidades de información como trabajadores sociales, bibliotecarios de datos y analistas o científicos de datos.

La presentación tuvo lugar en el salón de actos de la Biblioteca Nacional de España y contó con unas palabras de acogida de su Director técnico, José Luis Bueren, y de la presidenta de SEDIC, Yolanda de la Iglesia, en el marco de un Desayuno Profesional organizado por la Asociación.

Charlar sobre la publicación de un documento de carácter ético entre compañeros y compañeras es en sí mismo toda una celebración; los participantes en la mesa redonda, algunos de los miembros del Grupo de trabajo de ética de SEDIC – Paz Fernández Fernández-Cuesta, Margarita Pérez Pulido y Juan Vicente Oltra – hablaron de ética, de acción virtuosa, de compromiso y utilidad social, de colectivos vulnerables, de acceso a la información, de dignidad, equidad, en definitiva del peso irrenunciable del factor humano en la acometida de proyectos, servicios o decisiones, entre otros asuntos.

Un texto actualizado al siglo XXI

La primera versión del Código deontológico de SEDIC, asumido también por FESABID, y que representa al colectivo profesional en IFLA, fue publicado en 2013. Tras una metodología exhaustiva compuesta por el análisis de la bibliografía, de otros códigos nacionales y extranjeros, los textos de las organizaciones profesionales afines y una encuesta a profesionales, se fijaron los principios y valores éticos a los que se debe aspirar como profesional y como profesión reconocible por la sociedad. Diez años después, en 2022, y con idéntica metodología, ha visto la luz un texto que, manteniendo los principios y valores identitarios, incorpora aspectos propios de la gestión de la información en el siglo XXI, como son la atención conforme a la deontología profesional del ecosistema digital (la inteligencia artificial y los datos en su conjunto) por un lado, y la preocupación por una gestión sostenible y comprometida con el medio ambiente y con los diversos colectivos sociales.

En su Preámbulo, el Código expone los motivos para su revisión recordando que al ser una herramienta de gestión, una guía de conducta a la que aspirar en la toma de decisiones, debe actualizarse para incorporar los asuntos reales con los que se enfrenta el colectivo profesional.

En los Objetivos, el documento reclama la importancia de mostrar una imagen distintiva y de calidad a toda la ciudadanía, de consolidar el sentimiento de pertenencia común del colectivo profesional, de crear un flujo de confianza en la profesión por parte de la sociedad como personas íntegras y expertas y, sobre todo, incitar y promover a la reflexión del profesional y sus organizaciones.

Los Principios éticos dibujan los cuatro ejes principales que deben regir la decisión: Autonomía moral y dignidad de cada persona; Justicia, neutralidad e imparcialidad; Responsabilidad en la acción y sus consecuencias tanto en su concepción como en su desarrollo y asunción; y, por último, Utilidad social.

Algunos de los aspectos introducidos en el documento de 2022 en los Valores éticos ya asumidos anteriormente tienen que ver con la Libertad intelectual, incluyendo no solo la censura sino también la autocensura, así como una mayor atención a los datos personales de profesionales y usuarios, al respeto y la seguridad de la información en la huella que permanece en el uso de los medios digitales. El valor Acceso a la información explicita su importancia fundamental para una sociedad mejor, más igualitaria, más democrática, incidiendo en la necesidad desde las unidades de información de promover la alfabetización mediática, de facilitar el acceso a los datos y a la información con fines de investigación, de cuidar del diseño y uso correcto de algoritmos, o de luchar contra la desinformación.

El valor dedicado a la Transparencia en la gestión es fundamental en los procesos de selección y contratos de todo tipo, en rendir cuentas de las actuaciones realizadas en relación con el servicio o la apuesta por el gobierno abierto y la participación ciudadana en las instituciones.

El código ético, en cualquiera de sus apartados, trata de la excelencia en la profesión, pero con todo dedica un valor concreto dedicado a la Profesionalidad. En la versión actualizada, este introduce otra aspiración moral detectada mayoritariamente en la encuesta: la defensa de condiciones de trabajo justas y equitativas, con igualdad de oportunidades sin distinción de género, un ambiente de trabajo digno y saludable y una relación contractual fiable y segura.

Acudiendo a los resultados de la encuesta vemos que la Lealtad a la organización recibe menos apoyos y genera mucha controversia. Aun sabiendo su complejidad, el Grupo de trabajo consideró la necesidad de incluir la promoción de la libertad de opinión, la participación y el debate constructivos entre trabajadores sobre asuntos de interés general y sobre la institución en la que se trabaja.

El cuidado de lo digital (hoy presente, mañana pasado de frágil pérdida), su conservación y preservación, se contempla en el valor de Conservación y preservación del documento como testimonio de información y memoria para generaciones futuras.

De igual manera se ha profundizado más el valor Diversidad apoyándola, ya sea de género, funcional, social, cultural o ideológica, en la formación, descripción y difusión de las colecciones.

Fruto de un profundo debate interno en el seno del Grupo de trabajo es el desarrollo del valor Sostenibilidad y responsabilidad social. En él se atiende principalmente a los postulados establecidos por la Agenda 2030, en especial para bibliotecas, y se acude también al concepto de responsabilidad social no solo de las organizaciones sino de los individuos que trabajan en ellas: promoverán un ambiente laboral y profesional comprometido con el progreso, la erradicación de la pobreza, la igualdad, la solidaridad, la inclusión de todas las personas y la protección del planeta.

Por último, como dijimos, colofón y resumen de todo lo anterior es el valor Calidad. Un código ético es una herramienta para una gestión de calidad: calidad técnica, calidad legal y calidad moral.

 

Conclusión

El código deontológico de SEDIC tiene sentido si se consulta, si se acude a él, sabiendo que no es una varita mágica en la que se encontrará soluciones inmediatas a las dudas pero sí con el convencimiento de que obligará a pensar, a reflexionar acerca de la mejor decisión y con ello a descubrir otras formas de actuación, sin duda más elevadas desde el punto de vista ético.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Paz Fernández Fernández-Cuesta

Paz Fernández Fernández-Cuesta

Coordinadora del código ético de SEDIC