1. Qué se expone y de dónde procede
La exposición fotográfica “Archivo Fotográfico del Banco de España. De la albúmina al pixel” es
el resultado de un intenso trabajo del Archivo Histórico del Banco de España iniciado en 2015.
Como consecuencia del mismo, se ha rescatado del olvido el rico patrimonio fotográfico
generado en el transcurso de los años por las diferentes áreas de la institución. Todo este
material se encontraba repartido entre carpetas, legajos y expedientes acumulados en los
depósitos del Archivo. Se hallaba, principalmente, en los expedientes de obras y construcción
de edificios, en los expedientes personales de los empleados y en los de organización de
eventos, en los que han participado personalidades de todos los ámbitos de la vida pública. Se
ha formado una colección de más de 25.000 fotografías cuyo periodo cronológico arranca en
1869 y llega hasta la actualidad. Son fotografías realizadas con la intención de documentar los
diferentes aspectos de la actividad del Banco, aunque muchas de ellas tienen una evidente
calidad artística y material.


La riqueza de las fotografías localizadas animó al Banco de España a organizar una exposición
pública que permitiera a la toda la sociedad disfrutar de estas joyas fotográficas, cada una de
las cuales nos transporta a diferentes épocas y nos permite reflexionar sobre nuestro pasado y
nuestro presente. Se han seleccionado para la exposición cerca de 300, muchas de ellas
inéditas, que ahora salen a la luz, mostrando tanto su valor informativo como cualidad de objeto
patrimonial.
La muestra, que sigue un recorrido cronológico, se inicia con un primer conjunto de retratos de
la asamblea constituyente que emerge de la revolución de 1868 y que nos sitúa en el momento
histórico en el que nace nuestro Archivo Fotográfico, para continuar con edificios, ciudades y
personas que han formado parte de la vida de la institución y han definido algunos de los
momentos determinantes de su historia.
Se exhiben edificios diseminados por todo el país – muchos ya desaparecidos- que son reflejo
del rico patrimonio arquitectónico generado en torno al Banco de España; imágenes de
ciudades, hoy muy transformadas, que constituyen el testimonio de la evolución de nuestras
urbes y que nos transportan a momentos de su historia que solo podemos recuperar a partir de
imágenes. Se destaca, especialmente, el conjunto de retratos fotográficos de las personas que
han participado en la construcción de la institución: personas anónimas muchas de ellas,
simples empleados, cuyos magníficos retratos representan a la sociedad y por extensión a la
cultura de cada época, al tiempo que manifiestan la psicología de cada modelo, la evolución en
las modas y también la influencia del cine de Hollywood, cuyo reflejo es patente en peinados,
vestidos, poses y aderezos que acompañan a los retratados.
Por último, las actividades públicas del Banco, que revelan la participación de la institución en
destacados eventos del devenir histórico de la nación, reflejo asimismo de la evolución de un
país que transita desde la Revolución de la Gloriosa a la actualidad, pasando por los desastres
de la Guerra Civil, las estrecheces de la autarquía, la apertura económica de los sesenta, la
llegada de la democracia y la integración de España en los organismos europeos.
En definitiva, un recorrido visual a lo largo de 150 años, indispensable para comprender mejor
la historia de la fotografía, la historia del Banco de España y la historia de nuestro país.

2. Fotografías y fotógrafos destacados
Uno de los hallazgos más sorprendentes del proyecto realizado es que a través de él se ha
identificado el trabajo de más de 600 fotógrafos, algunos de ellos grandes figuras de la historia
de la fotografía en España, trabajando con y para el Banco de España. Encontramos a Laurent,
Franzen, Irigoyen, Juliá, Grollo, Puig Farran, Calvet, Portillo o Pérez de Rozas, entre otros
muchos. Todos ellos grandes de la historia de la fotografía en España.

Dos de las joyas de esta exposición, descubiertas gracias a la labor de investigación del
Archivo Histórico y que se exhiben por primera vez, son los retratos de las dos primeras
mujeres que formaron parte de la plantilla del Banco, Carmen Esteban y Engracia Herranz.
Conocemos sus historias leyendo sus expedientes personales. Habían ingresado en 1901
como limpiadoras de retretes cobrando 1 peseta al día. Sus retratos, que transmiten una
sorprendente sensación de materialidad, son obra del fotógrafo, también de plantilla, José
Irigoyen Zabaleta. Las dos procedían de las clases populares del Madrid de principios de siglo,
eran madres con hijos y sufrieron las estrecheces económicas propias de la sociedad del
momento. Ellas inician el largo periplo de la mujer en la institución, a la que se rinde homenaje
a lo largo de la muestra con otros retratos femeninos, culminando con una fotografía de 2020
del Día de la Mujer.
Son magníficas las fotografías de los edificios del Banco, comenzando por el de Madrid,
fotografiado en un gran reportaje de Jean Laurent de 1891. O las de Almería (Antonio Mateos
Hernández), construido en 1904 como una réplica de la sede central de Madrid, que
desgraciadamente fue demolido años más tarde; la inauguración de las sedes de Bilbao
(fotógrafo desconocido), Valencia (Grollo), Sevilla (Dubois), Vitoria (Salinas) y Barcelona (Puig
Farran y Pérez de Rozas), todos magníficos reportajes de fotografía arquitectónica que logran
con justicia realzar la belleza de tan magnos edificios; la construcción en los años 30 de la
Cámara del Oro del Banco de España, fotografías inéditas hasta ahora, realizadas con toda
seguridad para mostrar a la Administración del Banco el curso de los trabajos de tan imponente
edificación; el cine Gong, en la calle Marqués de Cubas, hoy desaparecido; o la imagen del
edificio Lorite, demolido para la construcción que cierra la sede central de Madrid, obra de
Rafael Moneo, de 2006.
A destacar también una de las pocas imágenes que se han conservado de una Junta General
de Accionistas (Cristóbal Portillo), de 1934, que permite diversas lecturas a la luz del vestuario
del momento, la disposición de los personajes y el propio aspecto del espacio, hoy totalmente
transformado. La inauguración del edificio de Barcelona en 1955 (Pérez de Rozas) con
asistencia de las grandes personalidades del momento; o la celebración de la XIII Conferencia
de la American Bankers Association en 1966, acontecimiento de la época que nos evoca
aquellos primeros años del desarrollismo y de la apertura de España al exterior, que fue
inmortalizado por fotógrafos de la talla de Ferrer o Aumente.
La exposición se cierra con las imágenes de los archivos de las sucursales del Banco como
gesto de gratitud al buen hacer de aquellos que nos han precedido en la custodia de los
documentos y han permitido que hoy disfrutemos de este rico patrimonio cultural, que
queremos compartir con la sociedad en su conjunto.

3. Aportación del fondo fotográfico a la historia de la fotografía
Los archivos fotográficos de las instituciones tienen la característica de la unicidad, de la
singularidad, y los documentos del Banco de España así lo confirman. La diversidad de
originales en forma y fondo permiten el estudio no solo de los contenidos sino de los soportes y
procedimientos fotográficos, tema de gran relevancia en el estudio histórico de la fotografía, de
ahí el subtítulo “de la albúmina al píxel”. El fondo es rico en albúminas, papeles al bromuro,
fototipias, tarjetas postales impresas y fotográficas, copias cromógenas e imágenes digitales.
Pero la aportación a la historia es también fundamental desde la autoría: Laurent, Rovira,
Irigoyen, Campúa, Portillo, Puig Farran, Pérez de Rozas o los grandes retratistas del primer
tercio del siglo XX son autores cuya obra se reafirma con estos fondos. La historia de la
fotografía como la historia en general es la suma de las intrahistorias, y este es el caso de los
fondos del Archivo del Banco de España. Cada imagen descubierta, recuperada, y ahora
difundida, es otro grano de arena para el desarrollo histórico de la fotografía española, incluidas
las que se han realizado expresamente para la muestra por Ana Amado del propio Archivo del
Banco y sus depósitos, o los fotograbados generados mediante modernas técnicas digitales
que sin duda serán objeto de estudio en un futuro.

4. Significado y valor del fondo fotográfico en el conjunto de documentos del
Archivo
El trabajo de formación de la colección pone en valor un conjunto de fotografías que estaban
dispersas por todo el Archivo, cada una en su lugar de origen, pero sin relación de unas con las
otras. Todas ellas estaban disponibles para su consulta, pero antes de iniciar este proyecto se
desconocía con precisión lo que había. El hecho de formar una colección nos ha permitido
establecer relaciones entre ellas. Por ejemplo, gracias al trabajo realizado sabemos que un
fotógrafo de plantilla, Irigoyen, realizó casi 300 fotografías de identificación de empleados,
todas del mismo momento y con el mismo formato. Hoy esas fotografías forman un conjunto
orgánico que antes no existía, lo que permite estudios desde nuevos ángulos.
Las fotografías están dotadas de un contexto documental privilegiado, pues el tratamiento
archivístico realizado ha respetado el principio de procedencia y la trazabilidad, asegurando la
relación con sus expedientes de origen de forma inequívoca. De esta manera, las fotografías
se enriquecen con toda la información textual del expediente y, a su vez aportan información de
gran riqueza y contenido visual a los mismos. Se han singularizado con descripciones
especializadas y exhaustivas que nos han permitido conocer eventos, edificios, personajes y
empleados que hasta ahora resultaban desconocidos o de los que sólo se tenía información
textual y no imagen.

5. Aportación al ámbito de la investigación
Es este uno de los aspectos más interesantes de toda muestra expositiva, que suma mayor
valor cuando el evento, siempre efímero, termina. Desde el punto de vista científico, la
principal aportación derivada de la exposición es sin duda la publicación que deje huella y nos
haga entender el proyecto. En este caso se trata de dos trabajos diferentes y complementarios.
El primero el folleto descriptivo de la muestra, con explicaciones generales sobre los
contenidos de las salas y los detalles sobre determinadas obras y sus autores, así como el
significado de las piezas en su contexto; el segundo el extenso catálogo, un fotolibro tanto por
diseño como por la profusión de ilustraciones, y que estructura su contenido en cuatro partes:
“El Archivo Fotográfico del Banco de España”, escrito por Elena Serrano y Patricia Alonso; “Los
rostros del Banco de España”, por Publio López Mondéjar; “El Banco de España y la
Economía”, por María de los Ángeles Pons Brías, y “El Banco de España en la ciudad”, del
recordado historiador del arte Pedro Navascués. Se trata, como hemos indicado, de una
importante aportación, que servirá de fuente en toda investigación sobre los fondos fotográficos
del Banco de España, y sobre todo de la sociedad y la cultura del país desde la imagen.

Comisarios de la exposición y autores del texto:

Patricia Alonso, experta en Archivos del Banco de España

Elena Serrano, responsable de la Unidad de Archivo Histórico y General del Banco de España

Juan Miguel Sánchez Vigil, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. Editor, fotógrafo, documentalista gráfico