A finales del año pasado, recibí una invitación que me emocionó muchísimo: la Biblioteca Pública de Segovia me ofreció la oportunidad de coordinar el primer club de lectura de temática ambiental. Como bióloga y apasionada de las artes, había integrado durante años la literatura y la música en mis actividades de educación ambiental, por lo que esta propuesta fue un gran desafío. Tenía que hacer que este club de lectura funcionara y que fuera una experiencia enriquecedora para todos los participantes.
En enero inauguré año y club, al que llamamos «Naturae». Recuerdo el subidón de adrenalina del primer encuentro con los participantes al ver que la convocatoria había tenido tan buena acogida. Se cubrieron todas las plazas y varias personas quedaron en lista de espera. Estaba muy asustada, pero al mismo tiempo tenía muchas ganas de empezar. Me dije a mí misma: «¿Quién dijo miedo?». Tenía en mis manos la oportunidad de guiar a quince entusiastas de la lectura a través de un género novedoso, pero profundamente necesario en los tiempos que vivimos. La diversidad del grupo fue otro aspecto que me sorprendió gratamente: hombres y mujeres de distintas edades, desde jóvenes curiosos hasta adultos maduros, todos compartiendo un mismo interés.
Para mantener el club dinámico y fresco, decidí alternar autores nacionales e internacionales, con una mezcla de poesía, ensayo y narrativa. Para mí fue un reto seleccionar las obras. Ahora ya hay muchas publicaciones de literatura de naturaleza y a cada cual más interesante. Y no es una moda, es algo que está aquí para quedarse.
Un gran apoyo para la elección de los libros sobre temas ecológicos y medioambientales fue el Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM), aparte del fondo de lotes de la propia Biblioteca Pública de Segovia que se abre a la adquisición de nuevos títulos englobados en la literatura de naturaleza.
Un club de lectura necesario
Creo que la respuesta positiva que tuvo el club se debe a una creciente necesidad de reconectar con la naturaleza. La literatura ha sido, históricamente, un reflejo de la realidad, y en la actualidad, con la crisis climática que tanto nos afecta, el interés por temas relacionados con el medio ambiente ha transformado nuestros hábitos de lectura. Cada vez se crean más espacios de “Club de Lectura Verdes”.
La naturaleza ha sido fuente de inspiración para poetas, pintores y escritores desde siempre, pero la “literatura de naturaleza”, o “Nature Writing”, es algo distinto. No es una publicación técnica, ni un ensayo denso. Es un cruce entre la filosofía, la ciencia, la poesía y la emoción, con un profundo sentido de reflexión personal.
En un artículo de Ana B. Pardo titulado “Conectar con la naturaleza a través de la lectura”, cita al escritor Antonio Sandoval, uno de los referentes en este género, quien hace una definición que resuena bastante con el objetivo que me había propuesto para el club de lectura: “aquella prosa ajena a la ficción, nutrida por información científica y descripciones del mundo natural, así como reflexiones personales, que aspira a vincular emocionalmente al lector con los paisajes y los ecosistemas que trata, incidiendo en la necesidad de conservación”.
También menciona que la literatura de naturaleza llegó a España a principios del siglo XX. Quizás una de las precursoras fue la bióloga estadounidense Rachel Carson con su publicación “La primavera silenciosa”, en el que denunciaba el impacto de los pesticidas en el medio ambiente. Fue uno de los primeros textos en usar el lenguaje literario dentro del discurso científico, despertando una conciencia ecológica que resonó a nivel global.
En España, escritores de la Generación del 27 o posteriores como Miguel Delibes y Francisco Bernis, fueron también inspiradores de este estilo de literatura al establecer, en casos, un puente entre el ser humano y su entorno.
La importancia de «Naturae»
El club de lectura “Naturae” no solo abre un espacio para leer y debatir sobre libros, sino también crea una plataforma para concienciar sobre temas ambientales. Adentrarse en escenarios limitantes, fantásticos, reales o imaginarios en los que la emoción y la ciencia se unen para aportar conocimiento y promover acciones, es el motor del club.
Otro de los objetivos del club es usar las lecturas como herramienta de sensibilización y promover la conciencia ambiental con una llamada a la acción a través de la lectura
En las reuniones del club los participantes tienen la oportunidad de conocer la situación ambiental actual de una forma cercana y accesible. Las obras seleccionadas no solo tratan de los problemas del presente, sino que también ofrecen visiones sobre posibles futuros, a menudo inquietantes, pero necesarios de abordar.
A través de los textos buscamos no solo comprender la situación ecológica actual, sino también fomentar una respuesta activa entre los participantes. Este club no trata únicamente de compartir una pasión por la lectura, sino de transformar esa pasión en acción.
Las primeras sesiones, una al mes, fueron un experimento en muchos sentidos: no solo estaba conociendo al grupo, sino también observando cómo respondían a las obras elegidas. El resultado fue mucho mejor de lo esperado. Se volcaron en las sesiones aportando comentarios y debates que yo completaba con información y explicaciones más técnicas relacionada con la obra elegida. Los debates fueron profundos y variados. La poesía, la narrativa y el ensayo se combinaron para ofrecer una visión diferente del medio ambiente, logrando que cada sesión fuera muy enriquecedora.
¡Qué buenas sesiones salieron durante esos meses y cuánto aprendí de lo que compartían y opinaban los miembros del grupo!
Mis reflexiones
Coordinar el club de lectura “Naturae” ha sido y es una experiencia muy gratificante que complementa mi carrera. Ver cómo un grupo de personas, muchas de ellas con algunas dudas iniciales, se conectaron tan profundamente con los temas tratados, ha sido realmente emocionante. A lo largo de los meses, he visto cómo el club ha fomentado debates, ha despertado curiosidad y asombro y ha inspirado a sus miembros a tomar conciencia sobre la crisis climática y la relación que tenemos con la naturaleza.
Crear y mantener un club de lectura como este es fundamental en un contexto donde cada vez nos alejamos más de la naturaleza. A través de la literatura de naturaleza, podemos recuperar ese vínculo emocional con nuestro entorno.
El club “Naturae” se ha convertido en un refugio para sus miembros, un espacio para reflexionar, aprender y actuar. Y, personalmente, estoy muy agradecida por haber tenido la oportunidad de coordinarlo.
Iniciamos ahora una nueva etapa con tanta o más energía para llevar a cabo nuestro objetivo, sentir nuestra conexión con la naturaleza y medio ambiente a través de la lectura. En tiempos de crisis ambiental, espacios como este son más importantes que nunca.
Gloria Molina Calvo
Licenciada en Ciencias Biológicas (Zoología), divulgadora ambiental y guía con más de 12 años dedicados al estudio y conservación de los vencejos, aves que han sido el eje central de su trabajo en conservación y educación ambiental.
Como responsable de AUNATUR, Asociación para la Divulgación Ambiental, Proyectos de Naturaleza y Ecoturismo (www.aunatur.com), lidera iniciativas para acercar el conocimiento científico al pueblo.
Gestora y fundadora del proyecto de ámbito personal “Aulas de la Naturaleza” que actualmente pilota en Revenga (Segovia), entre otras muchas actividades.
La experiencia de más de 30 años en servicios de dirección, gestión empresarial, comunicación corporativa, relaciones públicas y eventos, se unen a su vocación ambiental para llevar a cabo con éxito diversos proyectos ambientales, culturales o artísticos.
Gloria Molina Calvo
Bióloga, divulgadora ambiental y responsable de la asociación AUNATUR