Baratz ha organizado la segunda edición de Innovation Day y con este motivo hemos entrevistado a los creadores de esta iniciativa. Carlos Martínez, Portfolio manager, Juan Repiso, director general, y Julián Marquina, responsable de Comunicación, nos cuentan todos los detalles.


Esta ha sido la segunda edición de Innovation Day. En ambas ocasiones, se ha puesto el foco en los procesos de evolución y transformación de las bibliotecas, así como en su papel como elemento de cohesión social. ¿Cuál es su opinión acerca de la función integradora de las bibliotecas? ¿Cuáles han sido las principales conclusiones del encuentro en este sentido?

Las bibliotecas han demostrado ser lugares donde la comunidad se encuentra, dialoga y crece. En Baratz creemos firmemente en esa función integradora de las bibliotecas, y por eso hemos querido que esté muy presente en el enfoque de Innovation Day. Esta segunda edición ha reforzado una idea que compartimos con muchas de las personas que asistieron: las bibliotecas están evolucionando para seguir siendo imprescindibles, no por su tecnología, sino por su capacidad de crear vínculos entre personas, saberes y culturas.

Durante la jornada, vimos ejemplos muy concretos de cómo esta función integradora se materializa en el día a día. Desde la red de bibliotecas del Instituto Cervantes, con presencia en los cinco continentes, hasta los proyectos de bibliotecas regionales y universitarias, quedó claro que integrar significa hoy dar acceso, facilitar el aprendizaje, ofrecer espacios seguros y abrir puertas digitales y físicas a quienes más lo necesitan. Las bibliotecas son, en muchos casos, el primer punto de contacto con la cultura y la información para personas que no tienen otras vías de acceso.

Uno de los mensajes más repetidos en Innovation Day fue que el futuro pasa por reforzar esa capacidad de las bibliotecas para incluir, para conectar, para sumar. Y eso se consigue no solo con tecnología, sino con estrategias pensadas desde lo humano. La integración ya no es solo un tema técnico: también es social, cultural y emocional. Las bibliotecas lo entienden muy bien, y ahí está una de sus grandes fortalezas.

El factor diferencial de las bibliotecas no es su uso de la tecnología, aunque pueda ayudar. Lo realmente importante es el conocimiento profesional de quienes las gestionan usando, entre otras herramientas, esa tecnología que les ofrecemos. Su capacidad para mediar, seleccionar, orientar, formar e innovar desde lo público es clave.

Hablábamos también de la evolución del sector, el proceso transformador de las bibliotecas y los roles a desempeñar por los profesionales en estos procesos. ¿Qué ha aportado esta segunda edición de Innovation Day en estos aspectos?

Uno de los objetivos principales de Innovation Day es ofrecer un espacio donde las bibliotecas puedan mirar hacia el futuro sin perder de vista lo que ya han conseguido. En esta segunda edición, quisimos poner énfasis en el papel de los profesionales como agentes activos de esa transformación. No hay cambio tecnológico posible si no se acompaña del conocimiento, la implicación y la mirada creativa de quienes gestionan, programan y usan los sistemas bibliotecarios cada día.

Lo vimos reflejado en testimonios muy diversos: desde el relato cercano de Asun Maestro, que se despide tras décadas al frente de las bibliotecas de Navarra, hasta la visión de Álex Cebrecos, un joven desarrollador que se ha incorporado en los últimos años a nuestro sector. Esta convivencia entre experiencia e incorporación de nuevos perfiles refleja bien el momento de transición que vivimos: hay cambios profundos, pero también continuidad en el compromiso profesional.

Además, muchos de los proyectos que se presentaron en la jornada —desde cuadros de mando estadísticos a nuevas integraciones digitales— tienen detrás equipos de personas que han tenido que formarse, adaptarse y liderar procesos de cambio en entornos complejos. Esta edición de Innovation Day ha servido también para visibilizar esa labor menos visible, pero esencial. Y nos ha recordado que las personas son las que hacen que la innovación funcione, no al revés.

Innovation Day no se queda en una jornada: para nosotros es un punto de partida. Queremos que sus contenidos y conexiones sigan generando conversación y colaboración entre profesionales durante todo el año.

¿Qué puede decirnos acerca de las tendencias tecnológicas que están teniendo mayor impacto en el sector bibliotecario?

En estos momentos, las bibliotecas están explorando múltiples caminos en lo tecnológico, pero hay tres tendencias que, desde nuestro punto de vista, están teniendo un impacto especialmente transformador: la nube, la interoperabilidad y la inteligencia artificial.

La migración a sistemas en la nube está permitiendo una mayor flexibilidad y escalabilidad de los servicios, además de facilitar el acceso remoto y la gestión centralizada de los recursos.

La interoperabilidad, por otro lado, es ya una necesidad más que una aspiración. Cada vez es más común que las bibliotecas trabajen con sistemas interconectados: catálogos, plataformas de préstamo digital, repositorios, herramientas de análisis… Todo debe hablar el mismo idioma. En el Innovation Day pudimos mostrar proyectos que van en esa dirección, como el kiosco Finder, desarrollado junto a Idcare, el servicio Preview, desarrollado junto a De Marque, o las mejoras en la plataforma Insights para el análisis estadístico.

En cuanto a la inteligencia artificial, creemos que su papel será relevante en los próximos años, siempre que se enfoque como una herramienta al servicio de las personas y de la calidad de los servicios bibliotecarios. No se trata de reemplazar lo humano, sino de ayudar a realizar tareas repetitivas, simplificar procesos, mejorar la toma de decisiones y anticipar necesidades. Las bibliotecas pueden beneficiarse mucho de esta tecnología si se aplica con prudencia, sentido crítico y acompañamiento profesional. Y en eso estamos trabajando también desde Baratz.

No se trata solo de incorporar tecnología, sino de hacerlo con propósito. La innovación debe ser útil, accesible y sostenible, guiada por el compromiso con lo público. Solo así tendrá un impacto real y duradero.

¿Cómo surge la idea de poner en marcha esta jornada promovida desde Baratz? ¿A qué necesidades se pretende dar cobertura con su celebración?

La idea surgió de una necesidad muy clara: crear un espacio donde compartir con clientes y amigos experiencias, aprendizajes y perspectivas sobre el presente y el futuro de las bibliotecas y los centros de información en general. En Baratz llevamos más de tres décadas trabajando con bibliotecas de todo tipo, y sabemos que muchas veces el día a día deja poco margen para pararse a reflexionar. Innovation Day nace como una oportunidad para frenar el ritmo, mirar con perspectiva y conversar con calma sobre lo que nos preocupa y lo que nos ilusiona.

Además, en un sector tan cambiante, es fundamental tener espacios donde poner en común soluciones, retos y buenas prácticas. Queríamos que el evento no fuera solo un escaparate de productos o proyectos, sino un foro de pensamiento colectivo. Y lo cierto es que la respuesta ha sido muy positiva. Los asistentes valoran no solo el contenido, sino también el ambiente de colaboración y cercanía que se genera.

También hay un componente emocional. Para nosotros, Innovation Day es una forma de agradecer la confianza de quienes trabajan con nosotros, de construir comunidad. Cada edición refuerza el vínculo entre profesionales, instituciones y empresas, y nos ayuda a entender mejor qué necesita el sector y cómo podemos seguir acompañándolo de forma útil.

¿Cuál cree que es el papel que empresas como Baratz están llamadas a desempeñar en el momento actual del sector bibliotecario y en su futuro más inmediato?

Las empresas tecnológicas que trabajamos en el ámbito bibliotecario tenemos una doble responsabilidad. Por un lado, debemos ofrecer soluciones sólidas, seguras y adaptadas a las necesidades reales de los profesionales. Pero, por otro lado, también debemos actuar como aliados estratégicos, escuchando, aprendiendo y acompañando a las bibliotecas en sus propios procesos de transformación. La tecnología no puede ir por un lado y las personas por otro. Tiene que haber un diálogo constante.

En nuestro caso, esa idea se traduce en trabajar muy de cerca con nuestros clientes, impulsar proyectos colaborativos y adaptar nuestros servicios a la evolución del sector. Desde la integración de Digibís, por ejemplo, hemos podido ampliar capacidades en digitalización, patrimonio y datos abiertos. Y estamos convencidos de que esa especialización y cercanía es lo que marca la diferencia. Creemos que nuestro trabajo debe estar al servicio de las bibliotecas, no por delante de ellas. Esa convicción nos obliga a escuchar, entender las necesidades, actuar con agilidad, sentido de la responsabilidad y una actitud positiva a la búsqueda de soluciones.

De cara al futuro, creemos que las empresas como Baratz deben seguir apostando por la cooperación, la accesibilidad tecnológica y la sostenibilidad de los servicios. No queremos ser un proveedor al uso. Queremos seguir siendo un socio tecnológico de confianza, alguien con quien construir a largo plazo. Porque las bibliotecas seguirán evolucionando, y nosotros queremos evolucionar con ellas.

Baratz es una empresa, sí, pero también una aliada de lo público. Sabemos que trabajamos con instituciones culturales básicas, y eso implica asumir una responsabilidad: poner la tecnología al servicio del bien común, con soluciones sostenibles y accesibles.

Carlos Martínez (portfolio manager de Baratz), Juan Repiso (director general de Baratz) y Julián Marquina (responsable de comunicación de Baratz)